FEBRERO
Valor: La responsabilidad.
El día de los encargos era uno de los más esperados por todos los niños
en clase. Se celebraba durante la primera semana del curso, y ese día cada niño
y cada niña recibía un encargo del que debía hacerse responsable durante ese
año. Como con todas las cosas, había encargos más o menos interesantes,
y los niños se hacían ilusiones con recibir uno de los mejores. A la hora de
repartirlos, la maestra tenía muy en cuenta quiénes habían sido los alumnos más
responsables del año anterior, y éstos eran los que con más ilusión esperaban
aquel día. Y entre ellos destacaba Rita, una niña amable y tranquila, que
el año anterior había cumplido a la perfección cuanto la maestra le había encomendado.
Todos sabían que era la favorita para recibir el gran encargo: cuidar del perro
de la clase.
Pero aquel año, la sorpresa fue mayúscula. Cada uno recibió alguno de
los encargos habituales, como preparar los libros o la radio para las
clases, avisar de la hora, limpiar la pizarra o cuidar alguna de las
mascotas. Pero el encargo de Rita fue muy diferente: una cajita con arena y una
hormiga. Y aunque la profesora insistió muchísimo en que era una hormiga muy
especial, Rita no dejó de sentirse desilusionada.
La mayoría de sus compañeros lo sintió mucho por ella, y le compadecían y comentaban con ella la injusticia de aquella asignación. Incluso su propio padre se enfadó muchísimo con la profesora, y animó a Rita a no hacer caso de la insignificante mascotilla en señal de protesta. Pero Rita, que quería mucho a su profesora, prefería mostrarle su error haciendo algo especial con aquel encargo tan poco interesante:
La mayoría de sus compañeros lo sintió mucho por ella, y le compadecían y comentaban con ella la injusticia de aquella asignación. Incluso su propio padre se enfadó muchísimo con la profesora, y animó a Rita a no hacer caso de la insignificante mascotilla en señal de protesta. Pero Rita, que quería mucho a su profesora, prefería mostrarle su error haciendo algo especial con aquel encargo tan poco interesante:
- Convertiré este pequeño encargo en algo grande -decía Rita.
Así que Rita investigó sobre su hormiga: aprendió sobre las distintas
especies y estudió todo lo referente a su hábitat y costumbres, y
adaptó su pequeña cajita para que fuera perfecta. Cuidaba con mimo toda la
comida que le daba, y realmente la hormiga llegó a crecer bastante más de lo
que ninguno hubiera esperado...
Un día de primavera, mientras estaban en el aula, se abrió la
puerta y apareció un señor con aspecto de ser alguien importante. La
profesora interrumpió la clase con gran alegría y dijo:
- Este es el doctor Martínez. Ha venido a contarnos una noticia
estupenda ¿verdad?
- Efectivamente. Hoy se han publicado los resultados del concurso, y esta clase ha sido seleccionada para acompañarme este verano a un viaje por la selva tropical, donde investigaremos todo tipo de insectos. De entre todas las escuelas de la región, sin duda es aquí donde mejor habéis sabido cuidar la delicada hormiga gigante que se os encomendó. ¡Felicidades! ¡Seréis unos ayudantes estupendos!.
- Efectivamente. Hoy se han publicado los resultados del concurso, y esta clase ha sido seleccionada para acompañarme este verano a un viaje por la selva tropical, donde investigaremos todo tipo de insectos. De entre todas las escuelas de la región, sin duda es aquí donde mejor habéis sabido cuidar la delicada hormiga gigante que se os encomendó. ¡Felicidades! ¡Seréis unos ayudantes estupendos!.
Ese día todo fue fiesta y alegría en el colegio: todos felicitaban a la
maestra por su idea de apuntarles al concurso, y a Rita por haber sido tan
paciente y responsable. Muchos aprendieron que para recibir las tareas más
importantes, hay que saber ser responsable con las más pequeñas, pero sin duda
la que más disfrutó fue Rita, quien repetía para sus adentros "convertiré
ese pequeño encargo en algo grande”.
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